Chile aún depende del metal rojo para más de la mitad de sus exportaciones y la producción se ha estancado en el nivel de 5,5 millones de toneladas métricas por año alcanzado por primera vez hace una década. Quien sea que gane la segunda vuelta de las elecciones el próximo mes se enfrentará a un futuro en el que el apoyo tradicional del cobre a la economía parece más débil de lo que ha sido en décadas.
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